El valor de las discrepancias
Semana #131
🎧Audio texto.
Vivimos en comunidades, pero seguimos separados por nuestras diferencias. Y lo que muchas veces perdemos de vistas es que estas discrepancias, también gestan las condiciones y las oportunidades para el cambio.
Si somos capaces de poner en evidencias estas diferencias, podremos “incubar” de manera sostenible cualquier proceso participativo de desarrollo.
Las transformaciones que busca una comunidad podrán prosperar más rápido si somos capaces de crear espacios amplios y cómodos para expresar las diferencias y encontrar puntos de convergencia o coalición de intereses.
La búsqueda del consenso y la unidad como estrategia excluyente en los procesos participativos, solo asegura la generación de oposiciones.
Créditos: https://redextensionrural.blogspot.com/2019/01/el-valor-de-las-disonancias-pragmaticas.html
Si bien en la sociedad actual lo más común para lograr las transformaciones buscadas es organizarnos en estructuras de relaciones jerárquicas o sistémicas formales, como individuos, nuestras estrategias instintivas básicas siguen siendo pertenecer a alguna “tribu” (1). La tribu es un espacio de cobijo emotivo al que se acude para conseguir la cohesión con los otros, encontrar apoyo, compartir experiencias y gestara actitudes entre iguales. En las tribus se cultivan valores tales como orgullo y confianza, indispensables para ejercitar nuestro desempeño social con bajo nivel de rechazo. Aunque no siempre seamos conscientes, nuestro esfuerzo por pertenecer a alguna “tribu” nos ayuda a practicar nuestro desempeño social, sabiendo que estamos protegidos.
Los entornos donde se gestan y maduran las tribus son muy variados. Casi siempre son espacios simbióticos que anidan dentro de otros modelos organizacionales. Si participas (o participaste) de una organización formal, de seguro podrás hacer el ejercicio mental para reconocer alguna de esas “tribus” internas. Son espacios vinculares que te permiten compartir y probar en confianza, las mejores maneras para desempeñarte socialmente en dicha organización con bajos niveles de rechazo crítico.
La búsqueda del consenso y la unidad, es el camino que usualmente sigue cualquier modelo organizacional que se constituye para impulsar un cambio. Cuando se sigue este camino como estrategia excluyente en los procesos participativos, por defecto, se anula el potencial de otras opciones de resolución que residen en las discrepancias, y en paralelo, se asegura la generación de oposiciones.
Si nos permitiéramos pensar críticamente los impactos negativos que tienen estas formas de proceder, pondríamos en valor las discrepancias pragmáticas (2). Pero por algún motivo estamos tan compenetrados con la búsqueda del consenso y la unidad que no damos espacio para valorar las diferencias. No obstante, hacia el interior de la organización formal, recurrimos a la “tribu” como una forma de “medir”, en confianza y con bajo riesgo personal si es posible discrepar.
Las metas y los propósitos de cambio, que nos nuclean en acciones de desarrollo participativo pueden ser enmarcadas en organizaciones o sistemas formales. Pero debemos ser conscientes que el logro final dependerá del esfuerzo y el consentimiento colectivo de los individuos. En tal sentido un enfoque organizacional superador deberá reflejar esta realidad:
En lugar de impulsar el cambio exclusivamente a través de programas formales, con estructuras de sistemas duros y visibles, deberíamos, en cambio, simplemente tratar de crear espacios donde las diferencias y disensos tengan posibilidades de ser compartidas.
De no hacerlo, ellas se refugiarán en las tribus. Con este enfoque organizacional más dinámico, tendremos la posibilidad de gestar una “comunidad de apoyo” comprometida que hará sostenible la propuesta de cambio, y será capaz de recuperar otras opciones procedimentales válidas que habitan en las personas que disienten con lo instituido.
El consenso es la excepción.
De hecho, resulta imposible conseguir una escala común de consenso. Cada uno puede tener sus propias razones para una respuesta. Las coaliciones de intereses, en cambio, resultan una herramienta mucho más potente y transformadora para el cambio buscado. A través de ésta última herramienta es posible que los cambios prosperen más rápidamente, si sabemos crear espacios amplios para explicitar las discrepancias pragmáticas que nos vinculan.
Las limitaciones de nuestra percepción de comunidad
Si bien vivimos en comunidad, las perspectivas que tenemos de ellas son limitadas. Normalmente no nos permiten operar el pensamiento crítico necesario para recuperar las discrepancias pragmáticas que habitan en ellas.
Permíteme demostrártelo con los resultados de una pequeña indagación anónima que hice hace un tiempo, usando las redes sociales virtuales e inspirado por la bibliografía consultada. Pedí a los entrevistados que primero identificaran alguna de las comunidades más importantes de su vida (por ejemplo, su familia, su trabajo, el estudio, etc.). Y luego les pregunté cuáles eran los 3 mejores aspectos que consideraba que dicha comunidad le brindaba.
En solo tres días de consultas, usando varias redes sociales virtuales, obtuve más de 100 respuestas, un número considerable para tener una apreciación válida acerca de cuáles aspectos son percibidos como positivos en las comunidades que integramos. El resultado fue contundente y revelador para la hipótesis que presenté más arriba.
Independientemente de la edad, el sexo o el país de origen, el 99% de los que respondieron no expresaron ninguna palabra o concepto que se asociara a la “criticidad” como un valor de importancia en las comunidades que integramos. Solo una persona expresó la palabra “debate” como un aspecto positivo que recibe de la comunidad en la que se referenció para contestar.
Para no abrumarte con datos, me pareció interesante presentarte los resultados con una “nube de palabras”. Como verás en la imagen, a mayor tamaño de palabra, mayor frecuencia de cita entre los encuestados.
La contundencia de los resultados (sin entrar en disquisiciones metodológicas), desde una lógica apreciativa, nos habilitan a deducir que la criticidad no es un beneficio que deseamos lograr al integrarnos en comunidades.
Esto debería permitirnos estará alertas, y entender por qué se propone la necesidad de abordar estrategias para recuperar las diferencias, si lo que pretendemos es lograr cambios sostenibles y efectivos mediante el trabajo en comunidad. El reconocimiento de estas “discrepancias pragmáticas” nos darán un anclaje directo para lograr la coalición de los diversos intereses que, por naturaleza, tienen los integrantes de la comunidad
Si trabajas desde la asistencia técnica o la extensión para propiciar procesos participativos de innovación, te aseguro que te resultará sumamente entusiasmante crear una estrategia particular para recuperar las disidencias.
Recuerda que:
Las comunidades mantienen el consenso de una manera efectiva, pero el cambio puede requerir interconexiones a partir de las disidencias.
Dado que una organización socialmente dinámica puede no ser unificada, y puede tener fuerzas diversificadas, se tenderá a sostener las estructuras formales de unidad con estructuras sociales de disidencia respetuosas.
Entonces, ésta son las capacidades que tendremos que decodificar en una comunidad para aprovechar de manera pragmáticas las disidencias y hacer sostenible el cambio buscado.
Si estamos apoyando procesos participativos de innovación o desarrollo, nuestra tarea como asistentes técnicos o extensionistas será más efectiva si logramos capitalizar las diferencias. Las coaliciones de intereses que logren las transformaciones buscadas prosperarán más rápidamente si sabemos crear espacios amplios para explicitar las discrepancias pragmáticas que nos vinculan. La búsqueda del consenso y la unidad como estrategia excluyente en los procesos participativos, solo asegura la generación de oposiciones.
Manos a la obra
Para ayudarte con la reflexión sobre cómo aprovechar los conceptos presentados en el texto, y que puedas capitalizarlos en la mejora de tu trabajo en organizaciones, te dejo 4 preguntas operativas que pueden ayudarte:
¿Cómo se podrían diseñar y facilitar espacios dentro de tu organización para que las discrepancias pragmáticas sean expresadas y valoradas como oportunidades para la innovación y el cambio?
Esta pregunta invita a pensar en acciones concretas para implementar los conceptos del texto en el entorno organizacional.¿Qué desafíos podrían surgir al intentar coalicionar diferencias de intereses, y cómo podrías gestionarlos de manera efectiva?
Aquí se busca anticipar posibles obstáculos y desarrollar estrategias para enfrentarlos.¿De qué manera podrías identificar y movilizar las "tribus" dentro de tu organización para que actúen como agentes de cambio, promoviendo coaliciones de intereses que superen la mera búsqueda de consenso?
Esta pregunta anima a reconocer y utilizar las dinámicas informales de la organización como herramientas para el cambio.¿Cómo podrías incorporar la "criticidad" como un valor en tu comunidad organizacional, para que se convierta en un motor de desarrollo sostenible, en lugar de ser percibida como una amenaza?
Con esta pregunta, se motiva a repensar la cultura organizacional para incluir el pensamiento crítico como una fuerza constructiva.
Hasta aquí mi aporte. Espero sea de utilidad y si así es, dejes algún comentario o resumen de experiencias de la implementación de esta práctica.
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(1) En este texto, para no entrar en el debate que sobre su significado existe entre las escuelas “evolucionistas” y “funcionalistas”, el término tribu es usado en el sentido de un espacio social donde se prioriza el cobijo emotivo.
(2) Discrepancias: Diferencia, desigualdad que resulta de la comparación de las cosas entre sí. Disentimiento personal en opiniones o en conducta. Pragmática: una actitud en la vida que privilegia lo útil, lo práctico y lo concreto, y no lo abstracto, lo teórico y lo ideal.
Bibliografía consultada
Palabras claves
#extensión #comunidad #discrapancia #acuerdos #desarrollo #organizaciones #pragmatismo #disonancia #innovación #cambio #criticidad
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